Muchas veces podemos toparnos a través de la red virtual con una serie de artículos de carácter socio-políticos, sobre asuntos de interés de nuestro distrito, escritos con una ignorancia atrevida, llena de pasiones, redacciones desbordadas que rayan lo absurdo y por momentos lo risible. Estoy seguro que expresan posturas políticas, sentimientos y por que no también frustraciones.
Pero sorprende leer de un tiempo a esta parte, artículos escritos por amigos y conocidos (que merecen lectura por que puedo dar fé de su riqueza cultural, que los hace estar medianamente o bien informados) apelando a la nostalgia del pasado, a culpabilizar de todo al otro para evadir las suyas, a profetizar futuros apocalípticos, imaginar infantos inquisidores por lo que hicimos o dejamos de hacer en el presente, afirmar acusaciones sin la menor prueba y fundamentación mínima, adjetivando hechos y personas sin la menor consideración.
Una constatación obvia sobre estos hechos, muy simple: El proceso electoral ha empezado y en esta “fiesta electoral de libre mercado… salvaje” … todo vale, todo sirve. Solo importa el objetivo, el fin. Los medios y las formas no son importantes. .. ¡Oh Gran Maquiavelo a ti rinden pleitesía!... pero que mal te han interpretado.
Estamos viviendo una coyuntura política particular en el distrito, y es necesario decir claramente lo siguiente: Lo que menos importa en estos discursos es Villa El Salvador, todos esos discursos furibundos, llenos de una emoción social lastimera, que hacen llamamiento a la movilización popular, que buscan despertar de la somnolencia a nuestra ciudadanía y enfrentar al culpable de nuestras desgracias, son solo cuentos, artificios, jugarretas, patrañas, embuste, trapaza, vuelvo a decirlo, lVilla El Salvador! es lo último que importa en estos discursos, por que cuál seguidores inconcientes (o conscientes) de ideologías obsoletas y trasnochadas rinden reverencia al ¡Salvo el poder … todo es ilusión!... eso es lo importante, el poder, lo reescribo nuevamente, el PODER. Para unos será ¡tomar el poder! y para otros ¡recuperar el poder perdido y añorado!.
Esa es la política por la que siguen apostando tirios y troyanos (expresión que se usa hasta ahora para referirse a dos grupos de personas siempre enfrentados y que nunca se ponen de acuerdo) y que sigue distanciando de ese quehacer tan noble que es la política a la gran mayoría, especialmente a los jóvenes y que solo permite que los “mismos de siempre”, un grupo minúsculo, pequeño, reducido, enano pueda dirimir y dirigir el futuro de Villa El Salvador.
En esta parte del artículo vamos a intentar preguntarnos desde nuestro lado menos desconfiado lo siguiente y barajar finalmente algunas conclusiones al final del artículo: ¿esta actitud, esta forma de hacer política que se viene practicando en estos momentos es inconsciente o adrede?.
El discurso es una parte importante de nuestra propuesta política, pero la práctica (esencial desde mi humilde punto de vista) es la otra parte importante y vital para medir la coherencia del discurso. Serán los hechos y especialmente los resultados los que determinan una real lectura de la validez o coherencia del discurso, es decir, encontrar los abismos o cercanías entre el discurso y la práctica. Algunas interrogantes “obvias y sencillas” que nos pueden ayudar a encontrar posibles respuestas a la pregunta:
- ¿Por qué no promovemos, involucramos con antelación a otros y otras en el terreno del quehacer político?
- ¿Por qué no se promueve con antelación la participación de la mayoría en el asunto público y en los espacios de decisión local?
- ¿Por qué no prevenimos el caudillismo y promovemos liderazgo?
- ¿Por qué no promovemos y construimos institucionalidad política en el distrito?
- ¿Por qué no promovemos espacios de discusión temática y propositiva sostenidas en el tiempo y no próximas a las elecciones?
- ¿Por qué la incapacidad de los principales actores sociales y políticos de la ciudad (más aún de aquellos que alguna vez caminaron juntos de la mano) en promover acuerdos en temas trascendentales para el desarrollo de la ciudad?
- ¿Cuál es la gran diferencia ideológica y filosófica (en estos tiempos) que nos mantiene tan distantes y que nos hace saludarnos “efusivamente” cada vez que nos vemos?
¿Por qué cuesta tanto concretizar en el terreno político partidario y electoral conceptos elementales como promoción y prevención y que cotidianamente usamos en nuestro trabajo social y que pueden ser tan útiles en nuestro quehacer político?. Es obvio que conocemos la gran diferencia entre ellas y sabemos a la larga cuál es la mejor inversión y las que mejores réditos (en estos casos políticos) nos puede generar. Pero no, tercamente, estúpidamente, inertemente, esperamos aplicar la tercera, costosa y dolorosa, la atención: En ese sentido intentamos métodos desesperados, y tratamos a nuestra comunidad, a nuestros ciudadanos, cuál pacientes en situación crítica, aplicándoles terapias intensivas, a base de discursos y peroratas chocantes, fragmentarias, discursivas, oportunistas y alarmistas.
Llegamos incluso a afirmar alegremente (es una manera divertida de calificarla) que nuestra comunidad esta somnolienta, es decir, que el arrullador Morfeo la acoge de manera tan seductora y calida que no puede despertar y ver la terrorífica realidad que esta viviendo: ¡Despierten ciudadanos de Villa El Salvador, esto es MATRIX!, en ese sentido, el todo se vale se justifica para despertarla, inclusive el paternalismo más detestable.
¿Con que derecho y ausencia total de introspección se atreven algunos a afirmar la somnolencia ciudadana?, ¿Quien les da la autorización y licencia para fungir de médicos expertos y calificados para pretender sacarla de ella?, ¿No será que quienes pretenden fungir de médicos, (también tengo algo de ello) deberían fungir de pacientes y tener sesiones largas de terapia restaurativa?
La historia y de manera en especial desde la década de los 40, nos ilustra la gran capacidad que han tenido los migrantes para transformar la capital, una ciudad que les era inhóspita y les mostraba sin mayor reparo y descaro su rechazo. La vivienda, el comercio y el transporte son tres grandes ejemplos e interesantes items en esta historia de migrantes, que nos pintan la verdadera talla de quienes queremos ser sus representantes.
Son tiempos de asumir nuestra responsabilidad, de asumir y reconocer nuestras miserias, incompetencias e inseguridades y dejar de culpar y mirar como minusválido a nuestra comunidad, a nuestra ciudadanía... o como les gusta a algunos decir "Nuestro pueblo", escondiendo un sutil tufillo de propiedad en vez de un sentido de identidad y de pertenencia horizontal a una comunidad.
Conclusiones posibles para esta parte del artículo:
Conclusión 1: Nos hemos quedado atrapados en el pasado y pretendemos responder estos nuevos tiempos, estos nuevos retos y desafíos, con recetas y prácticas del pasado …eso es una locura. Tradición y modernidad son elementos a examinar con la mayor objetividad posible para encontrar una hoja de ruta que responda a nuestra realidad hoy. Quiero terminar esta parte evocando a Hernando de Soto: El presente ha terminado por imponerse. Nada será como antes; el pasado no regresará.
Conclusión 2: La más dura de ambas es esta y pareciera tener elementos de la teoría del caos, pero estoy casi seguro que no:
Primera hipótesis: Menos es mejor y es más (S/.) para todos.
Segunda hipótesis: Más es peor y menos (S/.) para todos.
Duele decir esta segunda conclusión en esos términos, espero con ansía equivocarme, pero es una realidad también posible. Pero de una cosa si estoy muy seguro, a algunos no solo les aterra la competencia económica en el distrito (interesante tema de debate), sino fundamentalmente la competencia política.
Lo paradójico de todo este asunto, es que sabemos o intuimos lo que debemos de hacer, pero no lo queremos hacer, ¿Por qué?... cada quien saque sus propias conclusiones de manera inteligente e informada y escríbalas sin resentimientos y desmesura.
RAFAEL VIRHUEZ R.
Actor y Regidor
Municipalidad de Villa El Salvador