viernes, 15 de octubre de 2010

El VERTIGO DEL OUTSIDER, por Dieter Nolhen

Dieter Nohlen es un estudioso alemán, que ha transitado intensamente nuestro continente, haciendo reconocidas radiografías de la realidad política latinoamericana, al punto de haberse convertido en referente obligado en los más importantes foros de investigación y debate de política en el mundo. Esta semana llegó a Lima para recibir de la Universidad Católica el doctorado Honoris Causa, en reconocimiento a su alta especialización. El trance electoral en que nos encontramos anima la circunstancia, haciendo más interesante su mirada.

–Llega justo cuando estamos en medio de un trance electoral un tanto extraño.
–La inseguridad de los resultados electorales trae siempre inquietud, y América Latina es muy sensible. En Europa no hay esa cultura de desconfianza, si demoran los resultados hay razones técnicas y no hay nada que dé origen a incertidumbres o suspicacias.

–Susana Villarán fue la sorpresa. ¿Por qué la gente sigue votando por “los nuevos en política”?
–El fenómeno outsider se da mucho en el Perú. Normalmente son antisistémicos. Cuando la desilusión de la democracia participativa se impone, un outsider tiene posibilidades.

-El éxito de Susana Villarán tiene que ver con el antisistema?
-Sí, y eso tiene su tradición en el Perú, porque así llegó Fujimori al poder en el año 90, unas elecciones en las que magnificaron su imagen como alguien que reunía las condiciones de vencer al favorito. Así ganó. Hay una cierta tendencia en el electorado peruano que no se observa tanto en otros países.

–Entonces ¿no es que ha abierto un espacio a la izquierda?
–No lo creo, el voto de Susana Villarán es volátil, es un voto constructivista, la gente se forma una idea de lo que podría ser la política con ella y la favorece. La posición es antipartidista, que es muy fuerte en el Perú. Buscan a la persona con mayores posibilidades de posicionarse frente a lo más representativo de la política tradicional. Ahí está un poco la solución del enigma. Ella representa un cierto sentimiento antisistema en su momento. Es como un voto negativo hacia la persona que se destaca más.

–En esta campaña, Lourdes Flores.
–Sí, la persona que obviamente presenta las mayores posibilidades de ganar las elecciones es la más castigada por otra persona que se destaca como la que tiene mayores posibilidades para enfrentarse a la favorita. Es la candidata de la minoría que se opone a la política tradicional de la supuesta mayoría, la que termina sorprendiendo en votos.

–Adicionalmente, son dos mujeres las que están en un virtual empate técnico…¿qué significado tiene?
–Antes era un fenómeno muy exclusivo el que una mujer gobierne un país. Ahora las mujeres están más representadas y ellas representan también una manera diferente de hacer la política, excepto en Argentina, donde la Sra. Kirchner hace la misma política que su esposo. Mientras que Ángela Merkel tiene un estilo diferente, es una persona que sabe medir, no está en una lucha por el más poderoso. Las mujeres saben imponerse, más por convencer al otro que con palabras fuertes. Ahí se nota la diferencia, en general las mujeres son más horizontales en la política. Es un aporte mundial muy positivo.

–Lo que parece más difícil es que la gente crea en los partidos.
–Hay falta del sentido institucional, la gente no se da cuenta de la importancia de las instituciones políticas, de los partidos, no les dan importancia a las reglas en los procesos políticos, están pensando más en los objetivos y esos pueden cambiar de un momento a otro. A la gente no le gusta entrar a un partido y luchar desde adentro para que se maneje bien, piensan la política en función de sus propios intereses, como el fácil acceso a una oficina estatal. Es un fenómeno de cultura política. Falta conciencia, sentido institucional en la población, en el votante.

–Será por eso que a muchos políticos tampoco les interesa que sus partidos funcionen en forma permanente, los militantes aparecen solo en campaña.
–Hay que saber crear partidos políticos, eso no se da de un día a otro, es un aprendizaje lento pero seguro.

-En 6 meses elegiremos a un nuevo presidente y quien está favorita en las encuestas es la hija de Alberto Fujimori… ¿qué le sugiere esto?
–La tradición de América Latina, de reelegir a los que trataron mal al sistema político, a quienes derrumbaron la democracia, es el autosuicidio.

–¿Por qué?
–Porque no saben apreciar lo que significa la democracia.

–¿O porque la democracia no les ha hecho sentir bienestar?
–Sí, pero es un falso concepto, la democracia no da para comer más, no garantiza igualdad, en el campo socio-económico no garantiza nada. Es un sistema de competencia por el poder en el que se impone el estado de derecho y este va junto a la democracia, no se puede separar uno del otro. ¿Cómo concebir la democracia dentro del estado de derecho, cuando la propia población no tiene el menor sentido de qué es la democracia, qué es un estado de derecho, que tiene solamente una idea vaga de la justicia? Ese concepto es muy personal, lo que es justicia para uno, es injusticia para otro.

–La justicia de alguien, lesiona la justicia de otro.
–Y eso es normal. Mientras que el estado de derecho tiene sus reglas, son patrones firmes a nivel internacional, hay parámetros para medirlo. Yo tengo una idea de lo que es el estado de derecho y el otro tiene la misma idea, ahí podemos coincidir, pero no en lo que es justicia. En América Latina se piensa la justicia como la principal orientadora de la formación de la voluntad política, en vez del estado de derecho, donde hay justicia conforme a la ley y no conforme a lo que yo pienso que es justo o no.

–¿Cómo se endereza eso?
–Hay que recordar la frase de Churchill, que la democracia es un mal sistema, pero es mejor que todos los demás. Hay que revertir las ilusiones, el utopismo, porque eso crea la desilusión, hay que ser realistas. La democracia en cuanto a funcionamiento y valores, depende mucho de la base, del pueblo.

–¿De la sociedad civil?
–No, porque está muy relacionada a los activistas en política, que no se definen como partidos sino como abanderados de la justicia. Se piensan moralmente mejores, lo que no es cierto, no tienen mayor legitimidad moral que los partidos políticos, eso se nota cuando una persona que ha luchado en la sociedad civil entra en política y hace lo mismo. Los valores que ha pretendido mostrar como miembro de la sociedad se pierden totalmente al entrar en la política.

–¿Está pensando en alguien especialmente?
–Va a ser difícil para Bolivia seguir con este régimen, la sociedad civil se pone fuera o ataca, no tiene el menor sentido de la importancia de las instituciones, ese es el drama de Bolivia. A la larga, la sociedad civil es la que más frustrada resultará, porque se equivocaron, pensaron que podían participar en el gobierno, pero el participacionismo resultó ser ningún papel, salvo apoyar en plebiscitos al que gobierna.

–¿Cómo ve el futuro de América Latina?
–América Latina tiene recursos para manejar la democracia de acuerdo a sus propias ideas, a sus propios proyectos, pero Venezuela es un autoritarismo plebiscitario, el país tendrá dificultades para recuperar lo que está perdiendo ahora, a pesar de todo el apoyo que da a las capas pobres de la población. Tienen que pensar en las estructuras que hacen posible que el país se desarrolle. Argentina tiene un presidencialismo matrimonial tradicional, con un hiper presidencialismo, no me gusta porque toman decisiones verticalmente, no usan los recursos de consulting que tiene el propio país. Me gusta Brasil, pero no tanto el presidente tan exitoso, que ha hecho una política de doble estilo, hacia adentro muy social demócrata, hacia afuera guerrillero, enfrentándose con occidente, quiere algo con Irán, con Chávez, con Castro, es ambiguo. Felizmente su política interior ha sido social demócrata, si no, hubiera sido un fracaso.

–¿Quién lo está haciendo mejor?
–Chile va bien.

–¿Perú?
–Más o menos.

–¿Le gusta el gobierno de Alan García?
–Sí, pero me gustaría más si él se comportara con las ideas que tenía cuando estaba en la oposición. Cuando daba conferencias en seminarios sobre ciencia política. No he seguido mucho su desempeño, pero me doy cuenta que le resulta distinto presentar un proyecto que gobernar. En el gobierno me parece más un ejecutivo tradicional.

–En qué le recomienda renovación.
–Yo estoy en la onda de renovar el presidencialismo, con mayor distribución de las responsabilidades dentro del gobierno, integrar más el Parlamento a las políticas públicas, más distribución de las responsabilidades, más capacidad para los ministros; que no sean secretarios del Estado, sino que manejen la política sectorial. Que el presidente sepa utilizar los recursos humanos que ha integrado en su gabinete. En la oposición el presidente García tenía ideas más favorables a eso que en el ejercicio del poder, en el que hace un presidencialismo dominante. Tan importantes son los resultados inmediatos, como la manera en que se gobierna.

–El Perú está siendo reconocido en el mundo por los resultados económicos en plena crisis internacional.
–Y eso es muy positivo para cambiar los patrones de cómo se gobierna, hay que aprovechar la estabilidad, la fortaleza económica para mejorar la política. Es muy difícil hacer buena política cuando la economía va mal, pero si va bien, hay que aprovechar.

CARETAS, 14  Octubre 2010
Entrevista por: Zenaida Solís