martes, 5 de abril de 2016

Marco... la edad de la inocencia

Marco ... la edad de la inocencia.

Ayer estuve en Corona de Santa Rosa, me hubiese encantado volver a subir  esa pendiente agreste  con el ánimo siempre esperanzador  de encontrarme con los chicos   y chicas del barrio para iniciar el taller de zancos  o teatro, pero no, esta vez subía por esas laderas polvorientas y olvidadas por el estado y donde la gente a punta de virtudes y defectos  se labra una vida a darle despedida a Marco, un chico a quien literalmente le cortaron la vida de  la manera más brutal e irracional.

Siempre es grato llegar a un lugar y que te reciban con tanto cariño, esta vez Corona no fue la excepción. Ingrese a aquella sala grande, con su arquitectura artesanal, de forma parroquial o de casita de cuentos a dos aguas donde mis niños solían reír, correr, actuar, zanquear, pero hoy día este lugar albergaba  la muerte de un inocente ¿Por qué muerte eres injusta y desalmada?, no calles, dame explicación alguna, una justificación  creíble para contarles a los seres que lo aman y lo amaron y puedan aplacar en algo su dolor.  El inocente yace inerte en este lugar de vida,  una muerte así te parte el alma, pero una muerte  mata algo en nosotros y siembra también algo.

Sentado en una silla blanca, miro el féretro blanco y en torno a él reconozco a Luis, a Julio y otros chicos, la mayoría  con los ojos llorosos aferrados al féretro  y tengo miedo, miro en ellos a mis dos púberes hijos y tengo miedo. ¿A dónde van?, ¿Qué va a ser de ellos?, ¿Qué posibilidades y oportunidades reales tienen?... Porque estos chicos  tienen que pagar alguna condena sin haber cometido ningún delito. La pobreza es una cárcel inexpugnable e injusta de donde muy pocas veces se puede escapar de ella  en base solamente a tu propio esfuerzo.

Sigo mirando la sala y puedo  ver sobre el techo del baño que los zancos se encuentran apilados uno sobre otros, puedo sentir como esos trozos de madera cobran vida, sentirlos descorazonados y cubriéndose entre ellos para no mirar, no pensar,  no sentir la impotencia de querer hacer más y que no es posible, y es en ese momento que  algo sopla mi alma, algo me cuestiona, pero  al mismo tiempo me vuelve a desafiar… la realidad, la dura realidad. Estoy cada vez más viejo, con menos fuerza, algo más sabio pero presto a seguir dando batalla, lo lógico  querido Marco es que tú y tu amigos despidieran de este mundo a los viejos guerreros, a los Quijotes empeñados en un mundo donde puedan vivir  y convivir todos los colores,  pero la injusticia una vez más se ha impuesto, la irracionalidad campea. Solo puedo desearte “Buen Viaje” querido Marco, pedirte y no prometerte, que tu presencia nos  acompañe, nos de fuerza para seguir bregando por una vida distinta. Hasta siempre Marcos de mundo.

Rafael Virhuez R,
Actor y Gestor