Marco ... la edad de la inocencia.
Ayer estuve en Corona de Santa Rosa, me hubiese encantado
volver a subir esa pendiente
agreste con el ánimo siempre
esperanzador de encontrarme con los
chicos y chicas del barrio para iniciar el taller de
zancos o teatro, pero no, esta vez subía
por esas laderas polvorientas y olvidadas por el estado y donde la gente a
punta de virtudes y defectos se labra
una vida a darle despedida a Marco, un chico a quien literalmente le cortaron
la vida de la manera más brutal e
irracional.
Siempre es grato llegar a un lugar y que te reciban con tanto
cariño, esta vez Corona no fue la excepción. Ingrese a aquella sala grande, con
su arquitectura artesanal, de forma parroquial o de casita de cuentos a dos aguas donde
mis niños solían reír, correr, actuar, zanquear, pero hoy día este lugar
albergaba la muerte de un inocente ¿Por
qué muerte eres injusta y desalmada?, no calles, dame explicación alguna, una
justificación creíble para contarles a
los seres que lo aman y lo amaron y puedan aplacar en algo su dolor. El inocente yace inerte en este lugar de
vida, una muerte así te parte el alma, pero
una muerte mata algo en nosotros y
siembra también algo.
Sentado en una silla blanca, miro el féretro blanco y en
torno a él reconozco a Luis, a Julio y otros chicos, la mayoría con los ojos llorosos aferrados al
féretro y tengo miedo, miro en ellos a
mis dos púberes hijos y tengo miedo. ¿A dónde van?, ¿Qué va a ser de ellos?,
¿Qué posibilidades y oportunidades reales tienen?... Porque estos chicos tienen que pagar alguna condena sin haber
cometido ningún delito. La pobreza es una cárcel inexpugnable e injusta de donde
muy pocas veces se puede escapar de ella
en base solamente a tu propio esfuerzo.
Sigo mirando la sala y puedo
ver sobre el techo del baño que los zancos se encuentran apilados uno sobre
otros, puedo sentir como esos trozos de madera cobran vida, sentirlos descorazonados y cubriéndose entre ellos para
no mirar, no pensar, no sentir la
impotencia de querer hacer más y que no es posible, y es en ese momento
que algo sopla mi alma, algo me
cuestiona, pero al mismo tiempo me
vuelve a desafiar… la realidad, la dura realidad. Estoy cada vez más viejo, con
menos fuerza, algo más sabio pero presto a seguir dando batalla, lo lógico querido Marco es que tú y tu amigos despidieran
de este mundo a los viejos guerreros, a los Quijotes empeñados en un mundo
donde puedan vivir y convivir todos los
colores, pero la injusticia una vez más
se ha impuesto, la irracionalidad campea. Solo puedo desearte “Buen Viaje”
querido Marco, pedirte y no prometerte, que tu presencia nos acompañe, nos de fuerza para seguir bregando
por una vida distinta. Hasta siempre Marcos de mundo.
Rafael Virhuez R,
Actor y Gestor