lunes, 3 de enero de 2011

"El Taller de Teatro de Villa El Salvador": de 1983 al 2010

Una semblanza breve y sentida:

"El Taller de Teatro de Villa El Salvador": de 1983 al 2010
 ….27 años después


Durante la socialización de la propuesta del Consejo de las Culturas y las Artes  de Villa El Salvador, realizado en el marco del VI Foro de la Cultura Solidaria y la Creación de la Red Peruana de Teatro en Comunidad, una vecina y fundadora de esta ciudad nos recordaba que el teatro estuvo siempre presente en nuestra ciudad. De modo amical, fresca y emotiva narraba cómo el teatro, muchas veces bajo el amparo de algunos mecheros humeantes, se transformaba en una herramienta lúdica importante de reflexión sobre diversos  problemas que acontecían en la comunidad.

Con el devenir de los años, la práctica teatral en nuestra ciudad daría un salto cualitativo,  en 1983 se gestaría la experiencia más  importante de  Teatro, (en ese momento denominado “Popular”) en el distrito de Villa El Salvador, muy significativa, apreciada y reconocida a nivel  local, regional y nacional: El Taller de Teatro del Centro de Comunicación Popular (1).

En un contexto sociopolítico polarizado, tanto a nivel nacional y global, esta experiencia artística-cultural popular asumió el reto, el desafío de hacer las cosas de manera diferente, darle un giro completo a la manera y los modos de producción teatral popular, ello implicaba: Elaborar un discurso que articule arte, desarrollo y sociedad, desarrollar una propuesta estética artística-cultural, establecer un método de trabajo, desarrollar competencias y valores  que tengan como cimiento nuestra vida, nuestra experiencia, nuestros sueños y deseos personales y sociales; y lo más delicioso  y seductor de este proyecto, convertirnos en sus protagonistas…sus actores.

Revolución, término tan manoseado y maltratado y hoy dejado de lado por miedo a ser malentendido,  fue tan fácil de nombrar y arengar, tanto por fulanos y menganos, por “líderes” y caudillos, en el fondo no significaba nada para la clase dirigente de izquierda, estaba vacío, lleno de improvisación (que no tiene nada que ver con la técnica de improvisar en el teatro), de manipulación, de utilitarismo, de incoherencia, de miopía, de acuerdos y arreglos bajo la mesa… de mentira. Muchos, pero muchos fuimos ilusos, creímos, confiamos, nos embarcamos, nos dividimos, (en pedazos e inútiles y minúsculas parcelas),  sufrimos, lloramos … muchos murieron también.

En nuestro pequeño universo teatral, el término revolución lo asumimos o concebimos de la manera más sencilla: Hacer las cosas bien, así de simple, compleja y desafiante, es decir, un hecho revolucionario es un acto bien hecho y que por efecto produce un cambio importante en el estado de alguna cosa. Pretendíamos tres cosas, indudablemente con niveles distintos de manejo e influencia en cada uno de ellas:

·        Producir un teatro humano, político-social más elaborado en sus diversos componentes.
·        Generar niveles mayores de reflexión-acción a través de productos culturales más elaborados.
·        Y la tarea más difícil de todas: No cambiar, solo transformarnos.

¿Acaso no merecíamos un teatro de calidad?,¿Acaso no podíamos apreciar y disfrutar en toda su plenitud una dimensión distinta del arte?, ¿Acaso   hombres y mujeres de sectores  populares, urbano marginales, periféricos o como quieran etiquetarnos no podían  producir  teatro de calidad?. ¿Acaso no podíamos ser protagonistas y actores de nuestra propia historia?. Las obras teatrales “Dialogo Entre Zorros” y “Carnaval por la Vida” son dos hitos y picos  importantes que acreditan la propuesta.

Empujar nuestra experiencia en esa dirección, significo trastocar de manera radical hasta ese momento nuestra  forma de vivir, de ver e interpretar las cosas. En ese cometido nuestras prácticas cotidianas tenían que empaparse totalmente de trabajo,  disciplina, responsabilidad, sacrificio, persistencia, renuncias, capacidad de aprender… nos convertimos en autodidactas, en creadores, en artistas, en teatreros.

Entendimos que el arte, en este caso el teatro tenía que ser elaborado con inteligencia, pasión, compromiso y coherencia, esta casi devoción por nuestro quehacer era posible por una sencilla y compleja razón: Estábamos convencidos que el arte, el teatro en particular era (y es) un instrumento poderoso de transformación personal y social, puedo ir más allá inclusive y afirmar que: Solo se puede vivir en el arte si se ama de verdad la vida, pero la vida con libertad, digna, justa, equitativa y de oportunidades para todos y todas.

Esta experiencia artística-cultural ha sido y es significativa para nuestra ciudad, pero fundamentalmente importante para las personas que  fuimos parte de ella. Estos individuos han crecido, han construido sus propias experiencias, muchos de  ellos en el ámbito político, educativo, social, privado, etc; otros se han mantenido a lo largo de  los años en el terreno artístico - cultural y son, queriendo o no referentes significativos en nuestra ciudad.

Entre muchos que iniciaron este camino y otros que acompañaron diversos tramos del camino podemos mencionar a: Los hermanos Nicolás y Cesar Gonzáles, el Príncipe Julio, Ricardo Vizcardo, Martha Moyano, Roció Paz,  Yolanda Diaz, Marcos Almeida, Cesar Espejo, Rose Cano, José Yabar, Ángela Zignago, José Gibaja, Rosa Otazu, Elizabeth Vargas, entre muchos otros.

Pero dentro de ese grupo importante es  justo reconocer y  subrayar  algunos nombres, por lo que  hicieron, vienen haciendo y deberán hacer en nuestra ciudad en el terreno artístico cultural:

Graciela “Chela” Díaz Calizaya, hablar de actrices antes  de ella en esta ciudad es bastante difícil. Es Pionera desde su condición de mujer en esta actividad artística en la ciudad.  Si en este distrito en algún momento se llega a hablar de primera  actriz de nuestra ciudad, esa calificación de lejos le esta reservada.  Actualmente dirige CIJAC.

Miguel Almeida Morales, Actor, director, escritor, “un achorao culto”, intelectual, con una trayectoria y experiencia teatral importante, tanto a nivel  local e internacional. Cooperante de CUSO – Canadá y hoy responsable del área de Teatro del CIJAC.

Cesar Escuza Norero, Director de Vichama Teatro, reconocido a nivel nacional e internacional, sin lugar a dudas el personaje que más conoce de teatro en esta ciudad. Responsable en su momento de concebir una experiencia teatral que dejo de lado el panfleto soso e inútil para apostar por un teatro político-social de calidad en, con y para la comunidad.

Arturo Mejía Zúñiga, actor, pintor y director artístico de la Asociación Cultural Arena y Esteras, experiencia artística cultural con más de 18 años de creación y de reconocida trayectoria a nivel local, nacional e internacional.

Y yo … Rafael Virhuez Riveros, que tuve el privilegio de encontrarlos en un momento crucial de mi vida y compartir hechos y sueños que me acompañan y se recrean con el pasar de los años.

Un saludo a esta experiencia madre en el quehacer teatral y que forma parte de nuestra historia cultural como ciudad,  a estos sujetos, individuos, teatreros, por una labor  que no cesa y que sigue generando alegría y esperanza en los diversos espacios en los que se encuentran trabajando.

RAFAEL VIRHUEZ RIVEROS

Notas:
(1) Acotar que el Taller de Teatro del Centro de Comunicación Popular no nace en 1983, pero si  adquiere a partir de una nueva composición una dimensión distinta de trabajo, de impacto y relevancia con su quehacer.