Avenida (torrente) grata de domingo
Luego de
terminar el programa en Stereo Villa, retorne a casa con la finalidad de subir las fotos al facebook, de pronto mi autismo virtual es
interrumpido con insistentes toques a la puerta, salgo y me encuentro con Eduardo
Sánchez, ataviado con una casaca blanca y logos visibles y coloridos de su querido Somos Perú. Conocí a Eduardo a quien amicalmente llamamos “Edú” hace muchos años
cuando – si la memoria no me traiciona -
estaba de novio con mi querida amiga Claudia Ugarte. Edú
venía acompañado de dos personas a quienes salude amablemente - ¿Qué estás haciendo por estos lares? –
pregunte, visitando a los amigos me respondió
- ¿Cómo has llegado por estos lares?
- Por Alfredo. De manera instintiva miro
hacia la avenida y observo un auto estacionado, una persona de pie apoyado en la puerta y dentro a Alfredo Vivanco. Lo vi incorporarse, salir
del auto, portaba una especie de bastón y toda la intención de cruzar la pista,
“más rápido que apurado” le dije a
Edu - vamos, es capaz de querer cruzar la pista - desde un extremo
le proferí a Alfredo - ¿qué haces?, espera ahí - cuando estuve junte a él, nos
fundimos en un cálido y sentido abrazo.
Conversamos
amicalmente, abiertamente, de modo sincero sobre un abanico de temas, empezando
por la salud y derivando lógicamente en
un tema común a todos los que estábamos presentes: la política, hicimos un menú
variado del cuál “picamos” de todo un poco: la familia y la política, la fragmentación
social y política, la elecciones de noviembre, cultura y política, etc.
No puedo
aseverar que soy amigo de Alfredo Vivanco y tampoco de “Edú”, muchos, entre los
que me incluyo, el término amigo
encierra un conjunto de factores que
determinan nuestra cercanía con ciertas personas y viciversa, pero esta tarde, situados en
la avenida, algunos ingredientes estaban
presentes para considerarla una reunión de amigos.
Edú es parte de la lista de Somos Perú en las
próximas elecciones de noviembre, un
convencido de la necesidad de renovar la política, de adecentarla, así lo conocí
y espero que continúe en esa larga, difícil, pero necesaria tarea, éxitos. Con Alfredo, como con otros
personajes de Villa El Salvador, hay algo que nos une fundamentalmente (más
allá de diferencias coyunturales o matices en ciertos temas), el amor por esta
bendita ciudad, la irrenunciable convicción de hacerla mejor, me alegra verlo en franco proceso de recuperación y sobre todo de un excelente ánimo, un personaje como él es necesario para la gente que lo ama; y
para el espectro político, un personaje para seguir dialogando la ciudad de manera asertiva y afectuosa.
Rafael Virhuez R.
Domingo 15 de septiembre 2013